miércoles, 2 de mayo de 2012

3. La sociedad de consumo.


El hombre habita el planeta desde hace unos 50.00o años, y durante la mayor parte de su vida se ha dedicado para satisfacer necesidades básicas. Al principio el único medio de subsistencia era la caza de animales y la recolección de plantas silvestres y frutos. Luego tuvo lugar la revolución del Neolítico, donde se puso en marcha la agricultura y la ganadería, otro medio básico para la subsistencia del hombre en esa época. Más tarde con la Edad Media, Europa Occidental experimentó un descomunal salto tecnológico y alcanzó su punto culminante con la Revolución Industrial. 

    
Shopping.
La ideología capitalista puede resumirse en una   sola frase: por mucho dinero que se gane siempre se querrá más. Esta frase nos viene ha decir que el ser humano agudiza su ingenio solo cuando la necesidad le obliga a ello. En las primeras etapas de la vida del ser humano vivió de la caza y la recolección porque sólo sentía la necesidad de sobrevivir, y probablemente inventaron la agricultura y la ganadería cuando estos medios escasearon. En Europa Occidental conseguir más riqueza se convirtió en una necesidad tan fuerte como alimentarse. Fue esta espiral que facilitó la revolución industrial y el advenimiento de la sociedad de consumo. 
Nos hemos olvidado de lo verdaderamente importante vivir, es decir, vivir para sobrevivir y pensar y disfrutar de los placeres de la vida, para sustituirlo por algo material y tan preciado por la sociedad e hoy en día: el dinero, el poder.




                      



3. 1. ¿Desarrollo sostenido o desarrollo sostenible?


En el presente, asuntos como el cambio climático, la extinción de algunas especies o la superpoblación preocupan tanto a los políticos como a los ciudadanos. Después de mucho tiempo, son muchas las voces que alarman sobre el destino de nuestro futuro y la necesidad de tomar medidas con respecto a los nuevos modelos de desarrollo que dirigen nuestra sociedad. Se podrá discutir si estas posturas resultan o no exageradas, pero de lo cabe duda es de que empezamos a tomar conciencia de los problemas a los que nos ha conducido la moderna economía de mercado, la globalización y el consumismo.



Toda propuesta de desarrollo sostenible pasa por renunciar a buena parte de nuestras comodidades, por ello plantea serias    dificultades: ¿cómo conseguir que todos, sin excepción, acepten ese sacrificio sin que algunos se aprovechen de él? y lo que es más fácil, ¿cómo hacerlo sin que nuestra frágil economía de mercado basada en el consumo desaforado se hunda? Ese es el reto al que no enfrentamos en este nuevo siglo.

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